En torno al aborto

Posted on 5 mayo, 2009 at 6:57 pm

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Ante el debate abierto en torno al aborto, después del anuncio del Gobierno español de revisar la ley de los tres supuestos de la interrupción voluntaria del embarazo, y de la reacción virulenta de los sectores más reaccionarios de la sociedad, el Colectivo Harimaguada se manifiesta.

 

POR EL DERECHO A DECIDIR DE LAS MUJERES

DENUNCIAMOS LA HIPOCRESÍA DE LA IGLESIA CATÓLICA

El 20 de febrero de 2009,  la subcomisión de igualdad del Parlamento hizo público su informe sobre el aborto, y el 4 de marzo lo hizo la comisión de personas expertas  creada por la Ministra de Igualdad.

A partir de ese momento, el gobierno tendrá que elaborar su propia propuesta, aprobarla en un Consejo de Ministros y presentarla en el Congreso.

Pero ya, ante el anuncio de algunas propuestas para una nueva regulación por parte del Ministerio de Igualdad, el lunes 16 de marzo de 2009, la Conferencia Episcopal española lanzó una nueva campaña  en la que la jerarquía católica española ha vuelto a hacer gala de unos planteamientos tan reaccionarios e hipócritas que nos tiene a todas las personas de bien, laicas o cristianas, indignadas y asombradas.

Sentimos gran indignación porque la Iglesia Católica, con una campaña fraudulenta y millonaria, realizada con dinero público, nos ha hecho volver a los años ochenta. Muchas de nosotras militamos en los grupos feministas de la segunda mitad de los años 70 y participamos activamente en la Campaña por el Derecho al aborto del movimiento feminista de entonces. Lo que hemos vivido estos días es como si el túnel del tiempo nos estuviera retrotrayendo a aquellos años.

Sentimos gran indignación porque la Iglesia Católica ha hecho un verdadero alarde de derroche de dinero para pagar el importe de esa gigantesca factura publicitaria que suponen los 30.000 carteles, las 1.600 vallas y los 8.000.000 dípticos. ¿Cuánto cuesta todo eso? No lo han dicho,  porque posiblemente, de conocerse, muchos ciudadanos y ciudadanas pondrían el grito en el cielo (nunca mejor dicho). Mucho más cuando este despilfarro de dinero se realiza en un momento en que la crisis se acentúa, aumentan más de un 30% las peticiones de ayuda a Cáritas y parecería lógico que los obispos fueran los primeros que deberían dar ejemplo y destinar ese dinero a las personas más necesitadas.

Sentimos gran indignación por las declaraciones de Benedicto XVI, en el marco de su visita a África, afirmando que el preservativo «aumenta el problema» del sida. Además de faltar a la verdad científica, de menospreciar a organismos como la ONU o la OMS en lo que se refiere a los métodos anticonceptivos y especialmente al uso del preservativo masculino, son ofensivas e irresponsables. Sobre todo, teniendo en cuenta que en este continente, a causa del sida  han muerto 25 millones de personas, según datos de Unicef, cada día 1.400 niños y niñas mueren debido a enfermedades relacionadas con el sida, y muchos más quedan huérfanos/as, sin contar con ningún amparo material o moral por parte de esta y otras confesiones religiosas. Muy al contrario, estas iglesias han estigmatizado la enfermedad, contribuyendo a la discriminación de todas aquellas personas que la padecen.

Sentimos gran indignación porque quienes lanzan y apoyan esta campaña, quienes pretenden imponernos su moral misógina y homófoba, quienes se manifiestan contra el aborto, la educación para la ciudadanía, el divorcio, el matrimonio de personas del mismo sexo, la ley de identidad de género…, a la par, se casan aunque se hayan divorciado, anulan sus matrimonios religiosos, abortan en el extranjero, apoyan guerras donde mueren millones de personas, no se inmutan ante las muertes de mujeres en manos de sus compañeros sentimentales, las muertes en el trabajo, no se perturban ante los niños y niñas que todos los días mueren de hambre (según datos de la ONU cada seis segundos un niño/a muere de malnutrición en algún lugar del mundo y hay 1 000 millones de personas hambrientas en el planeta, la mayoría de ellas mujeres y niños) o aquellos otros que sobreviven en nuestro entorno más cercano, sin las mínimas condiciones de dignidad humana,

Sentimos gran indignación por el tratamiento ofensivo, discriminatorio y humillante que las estructuras de poder de la jerarquía de la Iglesia realizan a la mujer, eliminándola como sujeto autónomo .Y no me resisto a mostrar algunos claros ejemplos:

– Monseñor García Gascó, anunció que las leyes del divorcio, del aborto y las que reconocen los derechos de los homosexuales, suponían la degeneración de la democracia y de los derechos humanos. Esto lo dice alguien que pertenece a una de las organizaciones más antidemocráticas que existen, a un estado, el Vaticano, que no es un estado de derecho, carece  de democracia interna y lo que es peor no ha ratificado  en la ONU los pactos sobre Derechos Humanos ni los protocolos sobre crímenes contra la humanidad, torturas o delitos de genocidio.

–   El obispo de Tenerife también quiso unir su voz a estas críticas destempladas y justificó las agresiones sexuales a menores, derivando la culpa del abominable crimen en la víctima. Seguramente el importante número de sacerdotes abusadores que tiene la Iglesia, le ha dotado de una experiencia en el tema que nosotros no llegamos a alcanzar.

–   La guinda de los Monseñores la ha puesto Monseñor Palmero, obispo de Alicante, asegurando que la «homosexualidad normalmente es una enfermedad»; y respecto a la lacra de la violencia de género que «en otras épocas ha habido mayor paciencia y espíritu de sacrificio que ahora».

–   Por último, recordemos la epístola antifeminista de Ratzinger (2004), hoy Benedicto XVI, -dirigida a modo de instrucción «a todos los obispos del mundo»-, en un intento desesperado de poner cortapisas a la libertad y al legítimo derecho de autonomía de las mujeres; a las cuales se les recuerda que «en lo más profundo y originario de su ser, existen por razón y en razón del hombre».

Estaremos de acuerdo en que ser y existir en razón de otro, es la fórmula de expresión verbal más perfecta que pueda darse para definir la esencia de la esclavitud.

Sentimos gran indignación, porque junto a la Conferencia episcopal, el Partido Popular repentinamente se vuelve el más firme defensor de la legalidad vigente que, según ellos, no necesitaba ninguna modificación. Pero lo cierto es que fue Alianza Popular (orígenes del PP) quien presentó un recurso de inconstitucionalidad que retrasó dos años la puesta en práctica de la ley de aborto aprobada en las Cortes en 1983.

Por todo ello, manifestamos:

Basta ya de esta aborrecible hipocresía. Estamos cansados y cansadas de tanto tratamiento ofensivo contra las mujeres, de aguantar declaraciones discriminatorias y humillantes, de ver como desde las estructuras de poder de la jerarquía de la Iglesia, se pretenden imponer los valores de la familia tradicional, donde la mujer vuelve a ser el sospechoso «corazón del hogar» como primera y sagrada obligación. La Iglesia viola el derecho a la igualdad y hace apología del machismo.

Sabemos muy bien que si estos poderes fácticos pudieran,  volverían a ponernos el velo a las mujeres y nos encerrarían en casa a cocinar y a parir.

Sin embargo, les debemos dejar bien claro que ya no pueden. Ahora somos mujeres que seguimos avanzando en nuestra autonomía, que escribimos con ilusión nuestra propia historia, que sentimos el mundo como nuestra casa, y que, sin distinción de raza, sexo, opción sexual o religión, vamos de la mano con todos los que comparten nuestra sed de justicia.

Basta ya de tanta hipocresía social por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica, que organiza movilizaciones masivas para este tema, mientras olvida realidades, en nuestra opinión, mucho más urgentes, como la crisis alimentaria que vive nuestro mundo, por el que 50.000 personas pierden la vida diariamente.

Basta ya de imposiciones. Las opiniones de la jerarquía sobre el aborto no representan la opinión de la totalidad de la comunidad católica; consideramos que la jerarquía no tiene legitimidad para erigirse en voz de todas las conciencias particulares.

Basta ya de intromisiones. Vivimos en una sociedad plural, y plurales son las opiniones y valoraciones que se hacen sobre el aborto. Exigimos una vez más a la jerarquía que sea respetuosa con las formas que la sociedad ha escogido para organizarse a sí misma. Es necesario distinguir el plano moral, donde la Iglesia puede tener una voz propia, del plano jurídico, que compete exclusivamente a las instituciones democráticas, y que todas las expresiones religiosas deben respetar.

Basta ya de ingerencias. La decisión de las mujeres sobre si optan o no por ser madres es una cuestión individual sobre la que les corresponde decidir a ellas mismas en función de diversos  factores: su situación, su ética, sus creencias o la ausencia de ellas, sus opciones… Nadie tiene derecho a imponer sus creencias y opciones.

Basta ya de privilegios a la Iglesia Católica. Recordamos la gran responsabilidad del gobierno español por mantener  el concordato con la iglesia católica firmado en 1979  que permite a ésta financiar esta demagógica y denigrante campaña con el dinero público.

 

Colectivo Harimaguada